330 páginas, Compactos Anagrama
Traducción de Jesús Zulaica
Para quienes están acostumbrados a una literatura en la que el autor se da la muñeca para escribir como escritor, esta pieza puede resultar aburrida o una gran novedad, pues más que escrita, es una historia que está contada, tal como si tu amiga se sentara frente a ti y compartiendo un café, te cuenta sus problemas. Podrías perfectamente ponerle voz a esta historia y terminarías reconociendo a alguien que te cuenta lo que le sucede: una reflexión de hoy, muy propia del avance de nuestra sociedad de trabajo agobiante, de nuevas responsabilidades que derivan de nuevas libertades individuales que nos hacen cuestionar diariamente cómo estamos educando a nuestros hijos, o cómo la vida diaria se encarga de hacerlo por nosotros los padres, mientras estamos absortos viendo cómo la sociedad no para de sorprendernos con sus respuestas.
Pero esta no es una novela aburrida o que pretenda enseñarnos cómo ser buenos, sino que es una historia de alguien que vive ese intento arrastrando a su familia en ello. David, un muy ácido columnista de crítica social en un diario londinense está en plena crisis matrimonial y en medio de su furia profesional conoce a un sanador iluminado, Good News, que con solo imponerle las manos en la espalda le quita un gran dolor físico, destapando una sensibilidad nunca antes vista en él. Desde ese momento en adelante, David cambia totalmente su conducta y se enfrasca en una épica batalla por ser bueno, arrastrando a su mujer y su familia en una serie de cambios que la desestructuran. La narradora, médico psiquiatra que ve en su profesión un paradigma de servicio comunitario y bien hacer a los demás, nos cuenta con gran claridad emocional cómo sus ideas acerca de lo que está bien y mal son puestas en juego y muchas veces vulneradas por las circunstancias, apareciendo como víctima de circunstancias que, como siempre, son más fuertes que ella.
Es una historia con el mérito de tener un lenguaje muy liviano, muy de acuerdo a lo pedestre de la realidad vivida, y que acerca el drama vivido por la narradora hacia los lectores. Sin ánimo de ser peyorativo, se puede concluir que es un excelente libro para regalar a alguien que lea poco: no requerirá de grandes esfuerzos por seguir la historia, y tendrá una fuente de suave humor que arrancará varias sonrisas.
Reseña publicada en revista Mensaje
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